San Pablo nació con el nombre de Saulo en Tarso, ciudad de Cilicia (actual Turquía), alrededor del año 5 d.C.
Era judío de la tribu de Benjamín, pero también tenía ciudadanía romana por nacimiento, lo que le otorgaba ciertos privilegios legales. Creció en un ambiente religioso estricto, fue fariseo y estudió bajo el rabino Gamaliel, uno de los maestros más prestigiosos de su época.
Su formación en las Escrituras hebreas y la Ley mosaica lo convirtió en un ferviente defensor del judaísmo.
Antes de su conversión, Pablo fue un ferviente perseguidor de los cristianos. Consideraba la nueva fe como una amenaza al judaísmo y participó en la lapidación de San Esteban, el primer mártir cristiano. Luego, obtuvo cartas de autorización para perseguir a los seguidores de Jesús en Damasco, encarcelándolos y llevándolos a Jerusalén para ser juzgados.
Mientras se dirigía a Damasco, Pablo tuvo una experiencia sobrenatural: una luz intensa lo cegó y escuchó la voz de Jesús, quien le dijo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9:4). Tras este encuentro, quedó ciego durante tres días, hasta que el discípulo Ananías lo visitó, oró por él y recuperó la vista. En ese momento, Pablo fue bautizado y transformado radicalmente, pasando de perseguidor a ferviente apóstol de Cristo.
San Pablo se convirtió en el principal evangelizador de los gentiles (no judíos). Realizó tres grandes viajes misioneros, fundando iglesias en Asia Menor, Grecia y otras regiones del Imperio Romano.
1. PRIMER VIAJE (46-48 d.C.):
Viajó con Bernabé a Chipre y Asia Menor, predicando a judíos y gentiles. Aquí enfrentó persecuciones, pero logró muchas conversiones.
2. SEGUNDO VIAJE (49-52 d.C.):
Acompañado por Silas, Timoteo y Lucas, llevó el evangelio a Grecia, donde fundó comunidades en Filipos, Tesalónica, Corinto y Atenas.
3. TERCER VIAJE (53-57 d.C.):
Recorrió Éfeso y otras ciudades, consolidando las iglesias que había fundado. Durante este tiempo, escribió varias de sus cartas a las comunidades cristianas.
Pablo tuvo un papel crucial en el Concilio de Jerusalén (50 d.C.), donde defendió que los gentiles no estaban obligados a seguir la Ley mosaica para ser cristianos.
Después de su tercer viaje, Pablo regresó a Jerusalén, donde fue arrestado por provocar disturbios en el Templo. Como ciudadano romano, apeló a César, por lo que fue enviado a Roma para ser juzgado. Estuvo bajo arresto domiciliario, desde donde escribió varias Cartas Paulinas (Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón).
Según la tradición, Pablo fue condenado a muerte bajo el emperador Nerón, entre los años 64-67 d.C.. Como ciudadano romano, no fue crucificado, sino decapitado en la Vía Ostia de Roma. Su tumba se encuentra en la Basílica de San Pablo Extramuros.
San Pablo es el apóstol más influyente del cristianismo. Escribió 13 cartas del Nuevo Testamento, donde desarrolló conceptos clave como la salvación por la fe, la universalidad del evangelio y la vida en el Espíritu. Su teología ha moldeado la doctrina cristiana a lo largo de la historia.
Se le venera como patrono de los misioneros y teólogos, y su festividad se celebra el 29 de junio, junto con San Pablo.
"Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mi." Pablo de Tarso.
+ SAN PABLO, EL APÓSTOL DE LOS GENTILES, MÁRTIR DE CRISTO
San Pablo de Tarso, uno de los grandes pilares del cristianismo, murió mártir en Roma, pocos años después de San Pedro, durante la misma persecución del emperador Nerón (alrededor del año 67 d.C.).
¿POR QUÉ FUE EJECUTADO?
Tras años de predicación, viajes misioneros y arrestos, Pablo fue encarcelado en Roma por segunda vez.
Su crimen: predicar que Jesucristo es el Señor, lo cual desafiaba la autoridad del emperador y los dioses paganos.
Como era ciudadano romano, no fue crucificado. Tenía derecho a una muerte “más digna”: la decapitación con espada.
Fue ejecutado en la Vía Ostiense, y su tumba se veneró desde muy temprano. Hoy, sobre ella se levanta la Basílica de San Pablo Extramuros.
SU LEGADO
Fundó comunidades cristianas por todo el Imperio.
Escribió 13 cartas del Nuevo Testamento.
Transformó el cristianismo en un mensaje universal, más allá del pueblo judío.
Su vida terminó como la de Cristo: entregada por amor a la verdad.
SAULO DE TARSO / SAN PABLO
Saulo de Tarso, fariseo celoso que persiguió a los primeros cristianos, autorizando arrestos y muertes antes de su conversión en Pablo, apóstol de Cristo.
Saulo representa el fanatismo sin autoconocimiento. Epicteto enseñaba:
“No es la acción lo que contamina al hombre, sino la intención con que la hace.”
Aunque creía servir a Dios, su acción era guiada por ira, orgullo y dogma, no por sabiduría ni justicia.
Para el estoico, una vida sin reflexión es una vida peligrosa. Saulo actuaba con fervor, pero sin virtud.
Saulo enseña que incluso el alma más violenta puede transformarse si se atreve a mirar hacia dentro. Que el juicio sin compasión es ceguera. Y que todo estoico, como él, debe tener el valor de derribar sus certezas para renacer.



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